miércoles, 15 de septiembre de 2010

Lista de inscritos del XL Rallye de la Vendimia

Ver lista de inscritos

Más que un Rallye

Hay veces en que las ilusiones se convierten en hechos y los sueños en realidad.

En 1971 un grupo de apasionados del motor decidieron coger sus sueños, ilusiones, trabajo y ambición, y crear “algo” que se convertiría en la referencia hasta nuestros días del automovilismo extremeño. Y si les digo “algo” es porque a esto no se le puede considerar solamente un rallye.

Nombrar “Rallye de la Vendimia” produce un sentimiento especial. Y es que no nos referimos a un rallye cualquiera, no. Nos referimos a un rallye en que ganarlo es aun mejor que ganar el campeonato, y para un almendralejense quizá sea mejor que hasta casarse con su novia de toda la vida. Pero, ¿Cómo se sentiría usted si levantase el mismo trofeo que en su día levantó Jorge de Bragatión, Chus Puras, o Carlos Sainz?

Es por eso que esta prueba se rodea año tras año (y ya van cuarenta) de un misticismo y expectación peculiar. Las semanas previas a ella, nuestra “Extremadura racing” vive con una “calma tensa”, donde todos se miran de reojo, nadie dice nada y todos hablan mucho. Después de la apoteosis experimentada el tercer sábado de cada mes de septiembre, la región pasa a una “euforia triste” en la que se entremezcla la emoción por las sensaciones experimentadas con la melancolía de que todo terminó. Por eso yo siempre digo que cuando termina el Vendimia ya comenzamos a pensar en cuanto falta para que llegue la siguiente edición.

Rallye de la Vendimia. Pasión, mito, prestigio y admiración… Llegar hasta aquí no fue fácil.

Aquel Moto (si, moto) Club de Almendralejo de los setenta liderado por Manolo Álvarez, José María Martínez, y Juan Pardo tuvo un sueño, una ilusión. Crear una prueba de rallye que sentase un precedente en Extremadura, que fuese un referente para la región y que creciese tanto como fuera posible. Y lo consiguió. En el año 2000, el Rallye de la Vendimia adquiría la condición de puntuable para el campeonato de España. Después de haber tenido a los más ilustres del panorama nacional siendo un rallye regional, tocaba ahora tenerlos de nuevo pero estando en la primera división del automovilismo español. La recompensa al esfuerzo y a la búsqueda por la perfección había llegado. Pero no solo llegó, sino que se quedo un año más. El “rallye de pueblo” se colaba entre los grandes durante dos años consecutivos y se quedaba cerca de un tercero.

De la sierra de Hornachos hasta la de Monesterio, pasando por la de Zafra, Jerez, o Fregenal, muchos han sido los nombres que pusieron a prueba a nuestros pilotos. Seres de negro asfalto y pasto amarillo: “Cuesta de Reventones”, “Puerto la Loba”, “Salvaleón”… Numerosos fueron los “viñedos” que dieron fama y gloria a este rallye, y muchos fueron los que llenaron de sueños y emociones a todos los que se acercaron a beber del vino que hay en su botijo. Algunos de estos seres, como los que he mencionado, murieron a favor de la renovación de las infraestructuras extremeñas y sirviendo al automovilismo extremeño con honor. Uno de ellos, el gran caballero Jaime Ozores, ha conseguido, en esta edición, resurgir de sus cenizas (o más bien, del envite de las excavadoras) como Ave Fénix, y otros, los menos, consiguen aguantar estoicos el empuje del progreso. Es por ello que más de un cunetero le reza cada día a la Virgen de la Piedad, del Carmen o del Puerto para que no le quiten a su “Feria”… Siete kilómetros y cuatrocientos metros esculpidos sobre la Sierra de María Andrés. La autentica esencia del Vendimia.

Pero sin duda, lo que más distingue al Rallye de la Vendimia del resto de pruebas extremeñas, es el ambiente. Obviando a la camada de yonkis que se ha hecho hueco en él, el ambiente que se respira, que se vive, y que está en los tramos y verificaciones, es, simplemente, increíble. Porque afortunadamente todavía quedan muchos más buenos aficionados que fumetas de medio pelo.

Cuarenta años y los que quedan por venir. Llegar hasta aquí no fue fácil y seguir adelante no lo será menos. La desaparición de tramos en la zona (Hoya y Tarra nos dice adiós) seguramente obligue a que el rallye se reinvente si no quiere morir. Pero con lucha, esfuerzo, y búsqueda incansable por una perfecta organización todo se puede conseguir. Hasta una vuelta al nacional, ¿Por qué no? Los sueños son las únicas mentiras que pueden hacerse realidad. Pero no olvide una cosa querido amigo, esto solo seguirá adelante si ponen de su parte organización, participantes y AFICIÓN.

Viva el Rallye de la Vendimia.

Al MC Almendralejo, a mis tíos María del Rosario y Tomás, y a mi gran amigo Pedro Espino. Gracias por mantener viva esta llama.